Hace un par de semanas, y es por esto que insisto: hey!, por qué no hemos de creer en estas galletitas maravillosas, apareció un ser más que cósmico en mi vida. Sin darme cuenta ya había establecido una conversación con él, sin siquiera percatarme él ya era parte de mi vida y me prometía y le prometía también, haría que esta casualidad se transformara en algo esencial. Las cosas pasan por algo, todo es por algo me dijo.
Él me hace mirar las nubes todos los días; sé que en una de ellas vive él y que cuando quiera, ha de llevarme de viaje en ella. Me hace ver todo de forma divertida, me hace querer conversar con él, contarle mi día a día, querer conectarme, como nunca me ha pasado, de forma urgente a ver si está. Me obliga a relajarme un rato, me incita al respiro, al dejar de estudiar (aunque por esto le odie un poco, sólo un poco), me distrae... Él me hace sentir cada día más estelar.
Mil gracias por esta amistad naciente querido Cloudio, ya verás que cuando lo cósmico conoce lo estelar, sólo se pueden esperar vivencias espaciales. Porque de lo que es cuando lo estelar conoce a lo cósmico, ya ha sido una de las mejores experiencias :)